Creo en ti, Padre. Me engendras regalándome una vida plena llamada a ser más plena aún.
Creo en ti, Padre, porque para ti todo es poco para tratar de acortar distancias con nosotros.
Creo en ti, Padre, que me dejas tratar con confianza, que no eres mezquino con tu inmenso amor, que me has dado sobradas muestras de tu deseo de estar a mi lado.
Creo en ti, Padre y padre nuestro, con todo lo que significa y el desafío planteado: somos hermanos entre nosotros.
Eres parte de mi historia y ahí estás; eres el recuerdo vivo y mucho más.
Esa luz enciende en mí toda mi vida y yo ya no puedo escapar de ti, ya no puedo escapar.
Eres ese sueño siempre esperado, como suave brisa llegas hasta mí, para regalarme una sonrisa y luego quedarte prendido en mí, y yo ya no puedo escapar de ti, ya no puedo escapar.
Eres mi resurrección y creo en ti, eres creador de lo que ahora soy, porque descubro la vida más allá de mis miserias al sentir que de tu amor ya no puedo escapar de ti, ya no puedo escapar.
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Julio Roldán