La Nochebuena concelebro en la Misa del Gallo a las 12 de la noche en el Monasterio Benedictino de Santa Brígida. Una maravilla, indescriptible con palabras. Hoy domingo 2 de enero también me acerco hasta allí para unirme a la celebración eucarística a las 11 de la mañana. Todo con la normativa de seguridad, aforo limitado, distancias y demás.
La Eucaristía hora y media. Marcho gozoso. Acercarse a esta comunidad benedictina es un regalo. Afortunadamente, hay presencia de un grupo de laicos, hombres y mujeres, variado y diverso en edad, estados de vida y procedencia. Qué bueno saborear la liturgia con tiempo, sin mirar el reloj.
En este año 2022, me ayudará mucho acercarme con cierta frecuencia hasta este lugar contemplativo. Qué contraste con muchos templos, donde las personas "cumplidoras" desean "Misas Express", situación ante la que no cedo de ningún modo. No solo los fieles, también con frecuencia hay sacerdotes que entran en ese círculo, "misa rápida que es lo que quiere la gente". Lástima de ellos, han olvidado que ellos son los que educan como Pastores al Pueblo de Dios. Recuerdo de un sacerdote conocido mío, que al inicio de la eucaristía dominical, recuerda que la actitud es la de celebrar y hacerlo con tiempo, que si alguien acude por cumplir, le libera del precepto dominical y que marche en ese momento. Fantástico.
Al inicio de este año, me corroboro en esta actitud de continuar celebrando la liturgia sin mirar el reloj, saborearla con una actitud vivencial y existencial, cuidando los signos que hablan sin palabras.
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Julio Roldán