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domingo, 21 de diciembre de 2025

Oración cuarta semana de Adviento


 

 

En este cuarto domingo de Adviento,

cuando la Navidad se acerca y aquí dentro el tiempo se vive distinto,
ven a visitarnos como Emmanuel, Dios-con-nosotros.

Entra en las vidas donde hay miedo,
en los lugares donde se reza en silencio,
allí donde el cansancio pesa,
en las noches donde la mente no descansa
y el corazón se llena de preguntas.


Purifica nuestras manos,
para que sean manos que cuidan y no exigen,
que acarician y no aprietan,
que ayudan y no juzgan.

Purifica nuestro corazón,
para que no se endurezca por el dolor,
para que no se encierre por la angustia,
para que no se rinda por el cansancio.

Danos la fe de José:
la fe que no hace ruido,
la fe que no entiende todo,
pero se levanta y hace el bien,
la fe que protege la vida frágil,
la fe que acompaña sin escapar.

Bendice, Señor, a los enfermos:
dales consuelo, alivio, fortaleza y paz.
Bendice a sus familias:
que encuentren palabras, paciencia y esperanza.
Bendice al personal sanitario:
que no pierda la humanidad,
que tenga descanso, lucidez y ánimo.
Bendice a quienes están solos:
que sientan una presencia, una llamada, una mano amiga.

Y si hoy no entendemos,
si hoy no podemos más,
si hoy solo nos sale llorar o callar…
quédate igualmente.
Porque tu mejor “señal”
no es que todo sea fácil,
sino que Tú no te vas.

Señor, ¿qué parte de mí sigue resistiéndose a confiar?
¿Qué “sí” pequeño me estás pidiendo hoy:
aceptar ayuda, perdonar, agradecer, pedir perdón, descansar, orar?

Aquí estamos.
Haz nacer tu vida en medio de la nuestra,
y danos una esperanza que no sea ingenua,
sino fuerte:
la esperanza de saber que, pase lo que pase,
Tú estás con nosotros.

Amén.

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Julio Roldán