Preguntas de hoy
¿Tiene sentido
rezar mientras la franja de Gaza es bombardeada? ¿Tiene sentido la
adoración mientras por otro lado muchas personas huyen de la miseria
atravesando el océano y mueren en el intento? ¿Tiene sentido la
adoración cuando es necesaria la paz y la justicia en nuestro mundo?
¿Es necesario adorar cuando muchas veces lo importante sería el
activismo, el hacer cosas?
Estas son algunas
preguntas que podemos hacernos hoy en este 22 aniversario de la
Capilla de Adoración. Por una parte está la tentación de mirar
hacia otro lado, de entender la adoración como algo frío donde me
abstraigo de la realidad para no tenerla en cuenta. Eso es una
tentación, a evitar porque la adoración no nos lleva a olvidar el
mundo, sino todo lo contrario para presentar ante Jesús Eucaristía
los rostros de las personas sufrientes. Y por otra parte, en la
adoración encuentras la fuerza para poder afrontar la realidad de un
modo más comprometido al estilo de Jesús.
Otra pregunta que
podríamos hacernos ¿Es cristiano y evangélico mirar para atrás,
querer pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor? ¿ Es cristiano
poner en cuestión la palabra del Papa , la del concilio Vaticano
segundo y querer vivir de un modo anacrónico el tiempo de hoy? La
respuesta es clara, no es posible, no es cristiano ni evangélico
mirar para atrás, no podemos vivir en el individualismo.
Actualidad
del Concilio Vaticano II
Por eso la
celebración de hoy creo que nos invita a varias cuestiones que
quiero plantear. Primero esta fecha del 11 de octubre nos recuerda la
apertura del concilio Vaticano segundo por San Juan 23. En aquel
momento, hablaba de la existencia de los profetas de calamidades que
“en los tiempos modernos no ven sino prevaricación y ruina; van
diciendo que nuestra época, comparada con las pasadas, ha ido
empeorando; y se comportan como si nada hubieran aprendido de la
historia”.
La celebración de
hoy nos invita a sentir la vigencia del concilio Vaticano segundo,
que quiere mirar al mundo para entrar en diálogo con él, que invita
a descubrir a cada uno su misión y papel dentro de la Iglesia. Una
llamada a saber acoger la liturgia como el espacio donde celebramos
nuestra fe de modo comunitario en comunión con toda la iglesia y con
el mundo.
¿Y cómo poder
vivir, por lo tanto la adoración? Evitando distraernos de la
realidad o querer vivir en otros tiempos.
La primera
palabra : GRACIAS
Primero la palabra
gracias, agradecer el regalo de la fe. Saber agradecer este regalo en
el que el Señor se queda con nosotros todos los días de nuestra
vida. Desde hace 22 años, las puertas de la capilla de adoración de
San Blas están abiertas para ser adorado en espíritu y en verdad.
Hoy por hoy es la primera iglesia de la ciudad de Las Palmas de Gran
Canaria, que de lunes a viernes laborables permanece abierta durante
14 horas al día para la adoración, convirtiéndose así en un
trocito de cielo en la tierra o oasis de paz para un mundo estresado.
La segunda
palabra : FIDELIDAD
Segundo, juntamente
con la palabra gracias, la palabra fidelidad. “El
Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres”
cantábamos en el salmo. Qué hermoso hacer una memoria agradecida de
los momentos y ocasiones donde el Señor se ha ido haciendo presente
en medio de nosotros y quiere llenarte de gozo y paz, de fortaleza
para la misión recibida.
Esta mañana, en el
rezo personal de laúdes contemplaba el salmo 50 y con él algunas
expresiones que me invitaban a sentir esta fidelidad del Señor
conmigo: Te gusta un corazón sincero,y en mi interior me inculcas
sabiduría...Hazme oír el gozo y la alegría... Oh Dios, crea en mí
un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu
firme...Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con
espíritu generoso.
Esta
tarde, antes de la celebración de la eucaristía, rezamos vísperas,
en mí resuena el Salmo 134: Yo sé que el Señor es
grande, nuestro dueño más que todos los dioses… Señor, tu nombre
es eterno; Señor, tu recuerdo de edad en edad.
Una
mirada a la Palabra
La
fidelidad de Dios contigo, te lleva a renovar tu fidelidad por Él.
En la primera lectura escuchábamos la vocación de Jeremías, donde
ante la llamada del Señor surgen las excusas, pero siempre está la
respuesta del Señor que dota de cualidades ,porque pone sus palabras
en nuestra boca. Qué bueno que hoy puedas recordar y renovar tu amor
primero por el Señor. Recuerda aquella ilusión con la que
comenzaste como Adorador como Adoradora, recuerda
cómo fueron las
circunstancias, quien te invitó, cómo te apuntaste, pero sobre todo
lo más importante no es quedarte en aquellas circunstancias sino
recuerda y reaviva el ardor de tu corazón.
Las
prisas de la vida a veces nos llevan a olvidar lo que es importante
para prestar atención a lo urgente. Te repito: las circunstancias de
la vida nos llevan muchas veces a dar importancia lo urgente y
descuidar lo importante. Si has hecho una opción por el Señor, por
su adoración, no permitas que aquello que es urgente desplace al
Señor en el tiempo dedicado a él, no permitas caer en la monotonía
o en la rutina.
Siente
como algo nuevo esta llamada a la adoración que te invita a
disfrutar y a gozar ese tiempo privilegiado de encuentro con Él. Sin
duda, será el motor para todas tus acciones y compromisos.
Por
tanto qué importante el don del discernimiento, saber elegir saber
recordar el amor primero y optar siempre por él. Es la experiencia
que hemos escuchado en Jeremías de su vocación pues tú también
haces una memoria agradecida de fidelidad del Señor contigo y piensa
cual va a ser tu respuesta de fidelidad.
Y
luego esta fidelidad se transforma en llamada a vivir en la amistad,
en el amor. Es la invitación a dar fruto y un fruto que permanezca.
Es lo que hemos escuchado en el evangelio, qué magnífico poder
vivir y alimentar esta amistad con el Señor que hará que a través
de nuestras palabras y de nuestras obras de nuestra vida. Así
podremos llevar a otros a este encuentro con el Señor, a valorar la
eucaristía como ese gran don, ese gran regalo. Valorar la adoración,
donde alma vida y corazón se dirigen a Jesús Eucaristía para
vaciarnos de nosotros mismos y llenarnos de su misma presencia, para
ser antorcha, ser luz en un mundo que necesita de la luz de Cristo.
Conclusión
Quisiera
concluir esta homilía resumiéndola con dos palabras claves de este
día:
GRACIAS y FIDELIDAD. Nos unimos a María, en su advocación del Rosario porque esas dos palabras, Gracias y Fidelidad, supo encarnarlas con su vida.
El
Señor ha sido fiel contigo día tras día, ¿renuevas hoy tu amor
primero por Él?
Invito
a que juntos cantemos el estribillo de esa canción que dice:..
Tu fidelidad es grande, tu fidelidad incomparable es.
Nadie
como Tú, bendito Dios. Grande es tu fidelidad.