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domingo, 8 de septiembre de 2024

Secretos del Pino para ti y para mí

Esta reflexión ha sido escuchada por numerosos fieles en las misas celebradas en este fin de semana. El buen sabor de boca de estas palabras ha tenido un eco positivo en todas esas personas, quienes me sugieren su publicación. Accediendo a este deseo, lo comparto aqui con el fin de ayudar a quienes lo lean. 

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La advocación de María bajo el título de Nuestra Señora del Pino, patrona de la Diócesis de Canarias, refleja una conexión simbólica entre la Virgen María y el árbol del pino. A partir de las características del pino, podemos hacer una bella comparación con la figura de la Madre de Dios, destacando cómo este árbol se convierte en una metáfora espiritual que ilustra la presencia y el papel de María en la vida de los creyentes.

1. Fortaleza y resistencia

El pino es un árbol que destaca por su fortaleza y capacidad para resistir condiciones difíciles. Crece en terrenos rocosos, áridos, y soporta tanto el frío como el calor extremo, permaneciendo erguido y firme.

De manera similar, María es un símbolo de fortaleza espiritual. Su vida estuvo marcada por momentos de dificultad: desde el anuncio del ángel que la llenó de incertidumbre, el sufrimiento al pie de la cruz, hasta el desafío de ser madre en circunstancias de pobreza y persecución. A pesar de todas estas pruebas, ella mantuvo su fe firme y su confianza en Dios inquebrantable. Como el pino, que resiste vientos y tempestades, María permanece de pie, fuerte en medio de las adversidades, como se nos muestra en el pasaje al pie de la cruz (Jn 19,25-27).

2. Elevación hacia el Cielo

El pino es un árbol alto, con una forma que apunta hacia el cielo, simbolizando la elevación, la aspiración de subir más allá de lo terrenal hacia lo divino. Su estructura vertical nos recuerda la conexión entre la tierra y el cielo, entre lo humano y lo divino.

María, como Madre De Dios, es el puente entre el cielo y la tierra. En la anunciación, al aceptar ser la Madre de Jesús, permitió que el Verbo se encarnara (Lc 1,38), trayendo lo divino a lo humano. Su vida es una elevación constante hacia Dios, una entrega total a su voluntad. Como el pino que apunta hacia lo alto, María nos invita a elevar nuestra mirada hacia el cielo, a vivir con los ojos puestos en la eternidad, confiando en la misericordia de Dios.

3. Protección y Refugio

El pino, con su frondoso follaje, proporciona sombra y refugio. En los climas cálidos, bajo su copa se encuentran descanso y alivio. Los animales y los hombres pueden encontrar amparo bajo su sombra en medio del calor y la intemperie.

Así, María es un refugio seguro para los fieles. Bajo su manto protector, encontramos consuelo en nuestros momentos de sufrimiento y desolación. Los títulos marianos a menudo resaltan este papel de María como protectora, como cuando el Papa Francisco nos invita a buscar el "refugio bajo su manto" en situaciones difíciles. María, como madre amorosa, extiende su protección sobre nosotros, intercediendo por nuestras necesidades y cuidándonos como hijos suyos, tal como nos lo ha enseñado la tradición de la Iglesia.

4. Fuente de Vida y Alimento

El pino, además de su imponente figura, es fuente de vida. Produce piñas que contienen semillas, las cuales, al caer y germinar, dan lugar a nuevos árboles. Asimismo, su resina tiene propiedades curativas y se usa en la elaboración de varios productos que ayudan a sanar.

De la misma manera, María es una fuente de vida espiritual. A través de su "sí" al plan de Dios, ella nos ha dado a Jesús, el Salvador del mundo. Él es la semilla de vida nueva, y María es la tierra fértil que acogió esta semilla divina. En el ámbito espiritual, María, como Madre de la Iglesia, sigue siendo fuente de vida para todos nosotros. Ella intercede por nosotros, nos cuida y nos acompaña en el crecimiento de nuestra fe, como un árbol que da frutos y vida nueva a su alrededor.

5. Simbolismo de la Eternidad

El pino, al ser un árbol de hoja perenne, mantiene su follaje durante todo el año. Este verdor constante es símbolo de la eternidad y de la esperanza, recordándonos que la vida no se marchita ni muere, sino que continúa en un ciclo ininterrumpido.

María, con su pureza inmaculada y su papel en la obra de la salvación, también es un símbolo de esperanza eterna. Su Nacimiento que celebramos cada 8 de septiembre nos recuerda la Misión de María.En su Asunción, es llevada al cielo en cuerpo y alma, como primer fruto de la redención de Cristo, y nos anticipa la promesa de la vida eterna para todos los creyentes. La Iglesia nos enseña que María está siempre viva, intercediendo por nosotros desde el cielo, y su vida es un testimonio de que nuestra esperanza última está en la vida eterna con Dios (Catecismo de la Iglesia Católica, 966).

Conclusión

La advocación de Santa María del Pino nos invita a ver a la Madre de Dios en su plena dimensión espiritual: fuerte, protectora, fuente de vida, siempre elevada hacia el cielo y símbolo de esperanza eterna. Como el pino que se yergue firme y brinda refugio y sombra, María se presenta como un refugio seguro para todos los que buscan la cercanía de Dios, recordándonos que, en cualquier circunstancia, podemos acudir a ella con confianza, sabiendo que nos guiará hacia su Hijo, Jesús.


*Oración a Nuestra Señora del Pino

Madre amorosa, Virgen del Pino, hoy me acerco a ti con humildad y confianza, sabiendo que siempre escuchas las súplicas de tus hijos. Bajo tu manto protector encuentro refugio y consuelo, como aquel que busca la sombra bajo el árbol frondoso. Te pido que me acojas y me guíes siempre hacia tu Hijo, Jesucristo.

Madre fuerte y resistente, así como el pino se mantiene firme ante las tormentas, te ruego que me concedas la fortaleza para resistir las dificultades de la vida sin perder la fe. Que, como tú, sepa confiar siempre en la voluntad de Dios, incluso en los momentos de oscuridad y dolor.

Madre que elevas nuestra mirada al cielo, así como el pino apunta hacia las alturas, enséñame a vivir con los ojos puestos en la eternidad, buscando siempre hacer la voluntad de Dios. Que cada día de mi vida sea un camino que me acerque más a la santidad, siguiendo tu ejemplo de obediencia y entrega.

Madre protectora, bajo tu sombra quiero refugiarme. Dame tu cuidado maternal en mis momentos de desolación, cuando el peso de las pruebas me abrume. Que siempre pueda encontrar en ti descanso y alivio, confiando en que tu intercesión me acerca más a la misericordia de Dios.

Madre fuente de vida, así como el pino da frutos y semillas que traen vida nueva, te pido que seas siempre la que me guía hacia la verdadera vida en Cristo. Alimenta mi fe, intercede por mí y enséñame a dar fruto en mi vida cristiana, para que, con tu ayuda, pueda crecer en el amor a Dios y al prójimo.

Madre de esperanza eterna, como el pino de hojas perennes que nunca se marchita, ayúdame a vivir siempre con la esperanza puesta en la vida eterna. Que, como tú, sepa que nuestra verdadera patria está en el cielo, y que mi caminar en esta vida sea siempre iluminado por la promesa de la gloria futura.

Virgen del Pino, te entrego mis peticiones con confianza, unidas a las necesidades y súplicas de la Diócesis de Canarias junto a las de quienes peregrinamos en Gran Canaria, Lanzarote, Fuerteventura y La Graciosa, sabiendo que siempre intercedes por nosotros ante tu Hijo. Amén.