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viernes, 11 de octubre de 2024

Homilía Eucaristía 22 Aniversario 2024

 

Preguntas de hoy

¿Tiene sentido rezar mientras la franja de Gaza es bombardeada? ¿Tiene sentido la adoración mientras por otro lado muchas personas huyen de la miseria atravesando el océano y mueren en el intento? ¿Tiene sentido la adoración cuando es necesaria la paz y la justicia en nuestro mundo? ¿Es necesario adorar cuando muchas veces lo importante sería el activismo, el hacer cosas?

Estas son algunas preguntas que podemos hacernos hoy en este 22 aniversario de la Capilla de Adoración. Por una parte está la tentación de mirar hacia otro lado, de entender la adoración como algo frío donde me abstraigo de la realidad para no tenerla en cuenta. Eso es una tentación, a evitar porque la adoración no nos lleva a olvidar el mundo, sino todo lo contrario para presentar ante Jesús Eucaristía los rostros de las personas sufrientes. Y por otra parte, en la adoración encuentras la fuerza para poder afrontar la realidad de un modo más comprometido al estilo de Jesús.

Otra pregunta que podríamos hacernos ¿Es cristiano y evangélico mirar para atrás, querer pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor? ¿ Es cristiano poner en cuestión la palabra del Papa , la del concilio Vaticano segundo y querer vivir de un modo anacrónico el tiempo de hoy? La respuesta es clara, no es posible, no es cristiano ni evangélico mirar para atrás, no podemos vivir en el individualismo.

Actualidad del Concilio Vaticano II

Por eso la celebración de hoy creo que nos invita a varias cuestiones que quiero plantear. Primero esta fecha del 11 de octubre nos recuerda la apertura del concilio Vaticano segundo por San Juan 23. En aquel momento, hablaba de la existencia de los profetas de calamidades que “en los tiempos modernos no ven sino prevaricación y ruina; van diciendo que nuestra época, comparada con las pasadas, ha ido empeorando; y se comportan como si nada hubieran aprendido de la historia”.

La celebración de hoy nos invita a sentir la vigencia del concilio Vaticano segundo, que quiere mirar al mundo para entrar en diálogo con él, que invita a descubrir a cada uno su misión y papel dentro de la Iglesia. Una llamada a saber acoger la liturgia como el espacio donde celebramos nuestra fe de modo comunitario en comunión con toda la iglesia y con el mundo.

¿Y cómo poder vivir, por lo tanto la adoración? Evitando distraernos de la realidad o querer vivir en otros tiempos.

La primera palabra : GRACIAS

Primero la palabra gracias, agradecer el regalo de la fe. Saber agradecer este regalo en el que el Señor se queda con nosotros todos los días de nuestra vida. Desde hace 22 años, las puertas de la capilla de adoración de San Blas están abiertas para ser adorado en espíritu y en verdad. Hoy por hoy es la primera iglesia de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, que de lunes a viernes laborables permanece abierta durante 14 horas al día para la adoración, convirtiéndose así en un trocito de cielo en la tierra o oasis de paz para un mundo estresado.

La segunda palabra : FIDELIDAD

Segundo, juntamente con la palabra gracias, la palabra fidelidad. “El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres” cantábamos en el salmo. Qué hermoso hacer una memoria agradecida de los momentos y ocasiones donde el Señor se ha ido haciendo presente en medio de nosotros y quiere llenarte de gozo y paz, de fortaleza para la misión recibida.

Esta mañana, en el rezo personal de laúdes contemplaba el salmo 50 y con él algunas expresiones que me invitaban a sentir esta fidelidad del Señor conmigo: Te gusta un corazón sincero,y en mi interior me inculcas sabiduría...Hazme oír el gozo y la alegría... Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme...Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso.

Esta tarde, antes de la celebración de la eucaristía, rezamos vísperas, en mí resuena el Salmo 134: Yo sé que el Señor es grande, nuestro dueño más que todos los dioses… Señor, tu nombre es eterno; Señor, tu recuerdo de edad en edad.

Una mirada a la Palabra

La fidelidad de Dios contigo, te lleva a renovar tu fidelidad por Él. En la primera lectura escuchábamos la vocación de Jeremías, donde ante la llamada del Señor surgen las excusas, pero siempre está la respuesta del Señor que dota de cualidades ,porque pone sus palabras en nuestra boca. Qué bueno que hoy puedas recordar y renovar tu amor primero por el Señor. Recuerda aquella ilusión con la que comenzaste como Adorador como Adoradora, recuerda cómo fueron las circunstancias, quien te invitó, cómo te apuntaste, pero sobre todo lo más importante no es quedarte en aquellas circunstancias sino recuerda y reaviva el ardor de tu corazón.

Las prisas de la vida a veces nos llevan a olvidar lo que es importante para prestar atención a lo urgente. Te repito: las circunstancias de la vida nos llevan muchas veces a dar importancia lo urgente y descuidar lo importante. Si has hecho una opción por el Señor, por su adoración, no permitas que aquello que es urgente desplace al Señor en el tiempo dedicado a él, no permitas caer en la monotonía o en la rutina.

Siente como algo nuevo esta llamada a la adoración que te invita a disfrutar y a gozar ese tiempo privilegiado de encuentro con Él. Sin duda, será el motor para todas tus acciones y compromisos.

Por tanto qué importante el don del discernimiento, saber elegir saber recordar el amor primero y optar siempre por él. Es la experiencia que hemos escuchado en Jeremías de su vocación pues tú también haces una memoria agradecida de fidelidad del Señor contigo y piensa cual va a ser tu respuesta de fidelidad.

Y luego esta fidelidad se transforma en llamada a vivir en la amistad, en el amor. Es la invitación a dar fruto y un fruto que permanezca. Es lo que hemos escuchado en el evangelio, qué magnífico poder vivir y alimentar esta amistad con el Señor que hará que a través de nuestras palabras y de nuestras obras de nuestra vida. Así podremos llevar a otros a este encuentro con el Señor, a valorar la eucaristía como ese gran don, ese gran regalo. Valorar la adoración, donde alma vida y corazón se dirigen a Jesús Eucaristía para vaciarnos de nosotros mismos y llenarnos de su misma presencia, para ser antorcha, ser luz en un mundo que necesita de la luz de Cristo.

Conclusión

Quisiera concluir esta homilía resumiéndola con dos palabras claves de este día: 

GRACIAS y FIDELIDAD. Nos unimos a María, en su advocación del Rosario porque esas dos palabras, Gracias y Fidelidad, supo encarnarlas con su vida.

El Señor ha sido fiel contigo día tras día, ¿renuevas hoy tu amor primero por Él?

Invito a que juntos cantemos el estribillo de esa canción que dice:..


Tu fidelidad es grande, tu fidelidad incomparable es.

Nadie como Tú, bendito Dios. Grande es tu fidelidad.