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domingo, 4 de mayo de 2025

Oramos por el Cónclave

 

Dios Padre, fuente de toda vida y amor,

te alabamos por el don de la Iglesia y por habernos regalado el ministerio del Papa Francisco, testigo humilde del Evangelio y servidor fiel de tu pueblo. En este tiempo de discernimiento y esperanza, te suplicamos que acompañes con tu luz y tu sabiduría al Colegio de Cardenales llamado a elegir a su sucesor. Sé Tú, Padre bueno, quien inspire sus corazones, para que escojan a un pastor conforme a tu voluntad: un hombre de oración, humilde y valiente, que escuche el clamor del mundo y conduzca a tu Iglesia por los caminos de la justicia, la misericordia y la paz.

Señor Jesús, Hijo amado del Padre, rostro visible de su misericordia,


Tú que caminaste con los sencillos, sanaste corazones heridos y anunciaste la Buena Noticia a los pobres, suscita un sucesor que sea auténtico discípulo tuyo, enamorado de tu Palabra y del pueblo santo de Dios. Que sea un impulsor convencido del Concilio Vaticano II, promotor del diálogo, la fraternidad, la sinodalidad, y de una Iglesia que viva en comunión, participación y misión. Que su corazón arda con el deseo de una Iglesia “en salida”, cercana a las periferias, libre de temores, siempre abierta al Espíritu y atenta a los signos de los tiempos.

 

Espíritu Santo, alma de la Iglesia,


ven y renueva tu presencia en este momento crucial. Ilumina a cada cardenal con tu fuego santo para que, en libertad y fidelidad, reconozcan al pastor que tú has elegido. Que el nuevo Papa sea un puente de unidad, constructor de paz, servidor de la esperanza. Que su pontificado acerque a la Iglesia a sus raíces más puras, a la comunidad de los primeros discípulos, y que bajo su guía, volvamos al Evangelio con alegría, con frescura, con creatividad.

Haz, Espíritu de vida, que la Iglesia siga siendo signo de tu amor en el mundo, madre de todos, especialmente de los pobres, hogar abierto donde nadie se sienta excluido, sacramento de la salvación y reflejo del Reino que ya comienza.

 

Padre, Hijo y Espíritu Santo,

 
confiamos en tu fidelidad y tu promesa. Sostén a tu Iglesia en este tiempo, invocamos la intercesión de Santa María, Madre de la Iglesia, y guía a tu pueblo con esperanza hacia un futuro lleno de luz. Amén.

lunes, 21 de abril de 2025

Oración por la Pascua eterna del Papa Francisco


 

 

Dios Padre de misericordia y de toda consolación,                                             te damos gracias por la vida entregada de tu siervo el Papa Francisco.
Gracias por haberlo suscitado como Pastor bueno y fiel,
testigo de tu ternura en medio de un mundo herido,
profeta valiente en tiempos de indiferencia.
Gracias por su corazón pobre y libre, por su palabra encarnada,
por su vida que nos habla del Evangelio con gestos antes que con discursos.
Te bendecimos por su incansable llamada a ser                                                una Iglesia en salida,
cercana, samaritana, acogedora,
una Iglesia que toca la carne sufriente de Cristo                                                 en los descartados del mundo.

Perdón, Señor, por las veces que no supimos acoger                                          su magisterio con docilidad,
por los miedos que nos encerraron en estructuras muertas,
por nuestras resistencias a la sinodalidad, a la fraternidad, a la reforma.
Perdónanos por no atrevernos a soñar la Iglesia que el Espíritu sopla,
por no convertirnos a esa alegría del Evangelio que él predicó con pasión.

Hoy, al devolverlo a tus manos de Padre,
te pedimos que su memoria inspire a tu Iglesia a seguir caminando.                 La comunidad eclesial sea Casa abierta para todos, todos, todos.
Envía tu Espíritu Santo para que aliente                                                               la llama de la esperanza en el corazón de cada ser humano,                           para que el sucesor que elijas para Pedro,
sea también pastor con olor a oveja,
constructor de puentes, sembrador de paz,
profeta de justicia y alegría para los pobres.
Que no dejemos caer en el olvido                                                                       su sueño de una Iglesia pobre, madre y maestra,
que vive con sencillez, sirve con humildad y anuncia con alegría.

Señor de la historia,
haz de tu Iglesia un signo vivo de tu Reino,
y de Francisco, siervo bueno y fiel,                                                                    por la intercesión de Santa María del Pueblo,
acógelo en tu Pascua eterna, en tu Casa con todos los santos,
donde vive para siempre el gozo del Evangelio.

Amén.