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domingo, 4 de abril de 2021

¡Feliz Pascua 2021!


 
Este año 2021, la Pascua 
tiene para mí un sentido muy especial. 
Contigo no me une ningún lazo de sangre, 
propiamente no somos parientes. 
Gracias por dedicarme 
tu tiempo a leer 
mi felicitación pascual.

Mis padres, Julio y Mari Tere, 
celebran la Pascua eterna en la Casa del Padre. 
Sin embargo, mi familia de verdad 
son personas como tú 
que comparten la creencia, 
así como la certeza de que Cristo vive 
y da sentido a nuestros días. 
Los lazos de la fe son más grandes y fuertes 
que los de la misma sangre. 
Y por encima de todo, 
lo fundamental: nos une ser humanos.

Mi fe en Cristo resucitado 
me hace sentirme familia viva 
de cuantos compartimos juntos 
unas mismas vivencias de fe,
la certeza de que Cristo vive 
y nos hace hermanos, 
testigos de su Buena Noticia 
en la Iglesia y el mundo de hoy.

Señor resucitado,
aquí tienes mi sonrisa y mi alegría,
para ser evangelizador gozoso 
de tu presencia en medio de nosotros.

Señor resucitado,
aquí tienes mis manos abiertas
para acoger las tuyas y las de mis hermanos,
para abrazar, fortalecer y acompañar

Señor resucitado,
aquí tienes mis ojos,
una mirada atenta para descubrirte vivo
en personas y circunstancias diarias.

Señor resucitado,
aquí tienes mis oídos,
para escucharte en quien es ignorado,
para prestar atención 
a tantas voces silenciosas.

Señor resucitado,
aquí tienes mi boca,
para alegrar y animar,
para infundir aliento y ganas de vivir.

Señor resucitado,
aquí tienes mis pies
dispuestos a tu seguimiento
y ser así apasionado mensajero tuyo.

Señor resucitado,
contigo no guardemos 
distancia de seguridad,
solo si nos acercamos a ti
comenzará algo nuevo.

Señor contigo,
en la vida espiritual no son necesarias
ni mascarillas ni máscaras,
solo basta la autenticidad.

Señor contigo, 
no es necesario lavarse las manos,
deseas implicación en el vivir de cada día,
compromiso transformador 
de la realidad de hoy.

Señor contigo,
el anuncio del Evangelio
no conoce límites de aforo,
la Buena Noticia 
es movilidad,
no tiene limitaciones perimetrales.

Señor resucitado,
aquí tienes mi corazón,
para amarte sobre todas las cosas,
para acoger como parte de mi familia
a quien recibe ahora 
esta felicitación pascual.

Gracias a ti, que me lees,
por acoger mi felicitación pascual.
Gracias por aceptar 
ser parte de mi verdadera familia.

Te agradezco encarecidamente, 
no me envíes respuesta 
a mi felicitación pascual.

Sin embargo, pongo a prueba 
tu imaginación y creatividad. 
Por supuesto, puedes orar por mí, 
eso es fundamental. 
 
Y también más adelante 
puedes contactar conmigo personalmente, 
o quedamos para comer, tomar un café, 
pasear o disfrutar juntos un rato libre 
en tu grata compañía contigo, 
con tu familia, con amigos comunes... 
En definitiva, estar en familia, sentirnos familia.

Ser familia del Resucitado, 
construir fraternidad, 
es buscar siempre gestos 
y palabras oportunas para cada momento.

Cristo resucitado 
sea fuente de tu alegría, hoy y siempre. 
Encantado de crecer en fraternidad, 
sentirnos familia de verdad.

Si has llegado hasta el final 
de esta felicitación pascual, 
es una buena muestra 
de la fraternidad existente entre nosotros. 
Gracias de corazón.

Feliz Pascua 2021, 
un abrazo fraterno y grande, 
siempre agradecido 
tu amigo, Pastor y Hermano.
 
 
Julio Roldán
Domingo de Pascua 4 de abril de 2021

sábado, 3 de abril de 2021

Pensamientos en Sábado Santo

 




Silencio, quietud,calma.
Todo a la espera de la Resurrección.

Silencio, sobran las palabras,
silencio para traer a la mente y al corazón
el mensaje del crucificado.

Silencio para tomar consciencia
de mi seguimiento cristiano.

Silencio para aprender a mirar desde dentro,
contemplar la trayectoria 
y el sentido de la vida del Nazareno.

Silencio para orientar la existencia
hacia un vivir más pleno y renovador.

Silencio para detener la vida
en piloto automático, 
abandonar lo que siempre he hecho así,
para decidir con responsabilidad, madurez,
creatividad y abrir horizontes de plenitud.

Esperar en los momentos más grises.
un amanecer brillante y nuevo,
esperar comprometido 
un cielo nuevo y una tierra nueva.

Esperar una puerta abierta,
anhelar un rayo de luz atravesado
a través de cerrojos y bisagras
para vivir con un corazón abierto de par en par.

Acompañar a María en su dolor,
acompañar a quienes sufren soledad, 
acoger y escuchar.

Acompañar en cada circunstancia,
estar al lado de quien me necesite,
en silencio, en esperanza, sin horas...

Esperar, acompañar... Silencio.

viernes, 2 de abril de 2021

Pensamientos en Viernes Santo




 
 
 
 
 
 
 
 
 
Vivir desde la horizontalidad:
brazos extendidos a los hermanos,
amar a cada uno de ellos sin medida.
Situarme en el tiempo de hoy,
ser consciente del lugar donde existo,
abrazar el dolor de quienes sufren.

Vivir desde la verticalidad:
con los pies en la tierra
y la mirada hacia lo alto,
anhelando lo infinito y trascendente.
Arraigado en la tierra, en lo concreto,
recorrer el camino 
de la auténtica espiritualidad de lo cotidiano.

Discernir con sabiduría
las cruces de Dios y las mías propias,
fruto de rutinas o costumbres,
liberarme de lo no divino,
y quedarme con lo esencial. 

Ser cirineo, 
acompañar y mantenerme cerca
al pie de la cruz 
de los condenados injustamente hoy.
Sentir el poder transformador
de las pruebas dolorosas de la existencia.

No esquivar la dificultad ni lo adverso.
Tampoco olvidar nunca el gozo de vivir
y disfrutarlo con quienes están cerca de mí
Buscar el equilibrio.
Combinar humanidad y divinidad.

Ser cruz, y llegar hasta 
ese horizonte pleno: la Luz.

jueves, 1 de abril de 2021

Pensamientos y deseos de Jueves Santo


Alimentado por el Pan de Vida, 
ser trozo de pan, partido y repartido,
para acoger y aceptar la diversidad.
Crecer con un corazón amplio, sin puertas, 
para amar sin medida, acoger y escuchar.
Entregarme por amor a ti, y a mis hermanos.
 
Ser Pastor con entrañas 
de compasión y misericordia 
por los más débiles.
Caminar por la vida 
lavando los pies 
de los cansados y agobiados. 
Vivir  para servir 
porque si no es así no sirvo para nada. 
Saborear la entrega diaria 
con un gozo pleno especial.
 
Rodearme de quienes te siguen 
desde opciones diversas 
para animarnos mutuamente.
Recordar siempre con frescura
el amor primero de la llamada
y hacerla resonar de modo nuevo
en quienes buscan sentido a su vida.
 
Acoger la misión recibida,
proclamar palabras de aliento y consuelo.
Seguirle solo a Él , 
amarle y proclamar su ternura infinita,
cada día con más intensidad,
con total seguridad: 
Él camina por delante, 
abre caminos de novedad y asombro.
 
Ofrecer mis manos para crear fraternidad,
vivir en comunión.
Ser buen olor de Él, 
como frágil instrumento y mediación,
sentirme vasija de barro
en manos de quien todo lo hace nuevo.
Adorarle en espíritu y verdad.
Hoy y siempre.